El servicio cristiano

Pues ni aun el Hijo del Hombre vino para que le sirvan, sino para servir a otros y para dar su vida en rescate por muchos. (Marcos 10:45 NTV)

 Al ingresar al mundo, Jesús asumió la condición de siervo. Los cristianos hemos sido llamados, como Él, a servir. Dicho servicio es un medio para que nuestra luz brille delante los demás y al mismo tiempo un modo de glorificar a Dios.

 Todo servicio cristiano es una parte importante y hermosa del amor que profesamos por Dios, y si bien distintos cristianos realizan distintos tipos de servicio, todo servicio que ensalza a Dios es honroso.

 El servicio tiene doble finalidad: ayudar a otros y ayudarte a ti mismo a superar algo que esté coartando tu crecimiento espiritual. Hay muchas ocasiones en que servimos sin otro móvil que nuestro amor por el Señor y los demás.

Hasta un poquitín de fe, no mayor que un grano de mostaza, puede mover un monte. No obstante, para los que aspiran a crecer espiritualmente, a ejercitarse y fortalecerse, el servicio, por mucho que exija sacrificio, puede ser un hermoso medio de lograr lo que se han propuesto.

 Cuando servimos impulsados por la gratitud, la alegría, la humildad y el amor a Dios y a los demás, lo hacemos con gusto y entusiasmo, independientemente de la situación en que nos encontremos y del medio que Él nos haya indicado, ya sea extraordinario o prosaico. —P. Amsterdam [1]

 Nadie se cansa de ser ayudado. La ayuda es un acto conforme a la naturaleza. No te canses de recibirla ni de prestarla. —Marco Aurelio

[1] P. Amsterdam Áncora El servicio

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