Sencillez

 Si tenemos suficiente alimento y ropa, estemos contentos. Después de todo, no trajimos nada cuando vinimos a este mundo ni tampoco podremos llevarnos nada cuando lo dejemos. (1 Timoteo 6:8,7 NTV)

 No es que el apóstol censure que uno tenga más que lo mínimo; lo que quiere dejar claro es que el verdadero contentamiento no está ligado a la prosperidad material.

 Diversos estudios han arrojado que, más allá de cierto nivel, el incremento de la riqueza se traduce cada vez menos en felicidad y calidad de vida. Tiene lógica: todos necesitamos dinero para nuestro propio sustento o para mantener una familia; pero una vez satisfechas nuestras necesidades y aspiraciones básicas, el afán de obtener riqueza por lo general choca con la búsqueda de la felicidad.

 En conclusión, diríase que mucho depende de nuestra actitud y de lo que Dios esté obrando en nosotros en determinado momento de nuestra vida.
 Por sobre todo, tanto si en este momento gozamos de abundancia como si andamos escasos, nos conviene recordar que el verdadero éxito en la vida está en el conocimiento del Padre celestial y en la cercanía con Él. «El que almacena riquezas terrenales pero no es rico en su relación con Dios, es un necio» (Lucas 12:21). —S. Keating [1]

 Cuanto más [dinero] tiene un hombre, más quiere. En vez de llenar un vacío, lo produce. —Benjamin Franklin

[1] S. Keating Áncora Cultivar la sencillez

Previous
Previous

La Justicia de Dios

Next
Next

El poder de la lengua