Una empresa que nos demanda toda una vida
Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón; porque de él emana la vida. (Proverbios 4:23 RVA-2015)
El crecimiento y el progreso son cosas que prácticamente todo el mundo desea. ¿A quién le hace gracia quedarse estancado en lo mismo y dejar de avanzar, ya sea en la esfera personal, familiar o laboral? Por naturaleza, no solo queremos cumplir con nuestras obligaciones, sino hacerlo mejor. Díganme si no. De ahí la sabiduría popular y el refrán: «Ir de bien en mejor, no hay cosa mejor». Y eso nos lleva a otra verdad, si adelante no vas, atrasarás. De ahí la importancia de no quedarnos dormidos en la vida, sino espabilarnos. Espiritualmente eso significa crecer y madurar en nuestra relación con Cristo.
2ª de Pedro 1:5-7 es un pasaje estimulante en ese sentido. Nos presenta un modelo, no solo de cómo vivir bien, sino de cómo mejorar y progresar continuamente: «Poniendo todo empeño, añadan a su fe, virtud; a la virtud, conocimiento; al conocimiento, dominio propio; al dominio propio, perseverancia, a la perseverancia, devoción; a la devoción, afecto fraternal; y al afecto fraternal, amor».
El esquema que propone el apóstol Pedro no es una lista de control fácil de cumplir en tres sencillos pasos, sino una empresa que nos demanda toda una vida. Sin embargo, mientras privilegiemos nuestra relación con Dios por encima de todo y hagamos lo que esté dentro de nuestras posibilidades, podemos contar con que creceremos y gozaremos de Su favor. —Gabriel García Valdivieso [1]
Todo cambio viene de profundizar tu entendimiento de la salvación de Cristo y vivir los cambios que ese entendimiento crea en tu corazón. —Tim Keller
[1] Conéctate Crecimiento y progresos