Un espíritu manso y apacible

Vengan a mí, todos los que están fatigados y cargados, y yo los haré descansar. Lleven mi yugo sobre ustedes, y aprendan de mí, que soy manso y humilde de corazón, y hallarán descanso para su alma. Porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga. (Mateo 11:28-30 RVA2015)

 Jesús dice que si somos mansos y humildes de corazón hallaremos descanso para nuestra alma, porque Su yugo es fácil y ligera Su carga. De modo que si están cansados, han estado trabajando mucho, se sienten sobrecargados y necesitan descanso, tomen sobre sí Su yugo. Si son lo suficientemente mansos y humildes como para ponerse ese yugo encima, comprobarán que es fácil y ligero, y así hallarán descanso para su alma.
 «He aquí, tu Rey viene a ti, manso y sentado sobre una asna, sobre un pollino, hijo de animal de carga» (Mateo 21:5)
 Nuestro amado y tierno Jesús no entró en Jerusalén montado en un lujoso carruaje, ni en un imponente carro de guerra, ni en un altivo corcel, sino a lomos de un sencillo, manso, humilde y ridículo burrito.
 El Señor dice que la solución no está en la fuerza del brazo de carne, sino en tener «un espíritu manso y apacible, que el Señor no desprecia». Dicho de otro modo, Dios lo bendice. A Dios le encanta un espíritu manso y apacible. Él no lo desprecia, sino que lo bendice. Y a ustedes los bendecirá por tener un espíritu así.
 Sean mansos y apacibles. Avancen con tranquilidad lo mejor que puedan, encomiéndenselo todo a Dios, y Él se encargará de ello. ¡Gloria a Dios! Si tienen ese espíritu manso y apacible que el Señor no desprecia, Él prometió que lo bendecirá.  —David Brandt Berg [1]

 Jesús nos ofrece consuelo, pero ese consuelo consiste en asumir una nueva carga, Su carga. Nos ofrece una paz que trae consigo una agitación que antes no teníamos, un descanso que incluye nuevas tareas. —Philip Yancey

[1] Áncora Las estrellas y los servidores

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