Perfecto, gratuito, incondicional, eterno
Con amor eterno te he amado, por eso te he atraído con misericordia. (Jeremías 31:3 LBLA)
Cuando pienso en el amor que Jesús nos prodiga, estos son algunos de los adjetivos que me vienen a la cabeza: perfecto, gratuito, incondicional, eterno.
Su amor es perfecto. Es lo único en este mundo que es absolutamente perfecto. Hay muchas cosas bonitas, hermosas y maravillosas, pero nada tan perfecto como Su amor. Vivimos en un mundo imperfecto, de seres humanos imperfectos y en circunstancias que dejan bastante que desear; pero Su amor nos permite remontar las dificultades de la vida. Dios es perfecto, y Su amor también.
Su amor es gratuito. No tenemos que ganárnoslo a pulso ni demostrar que somos dignos de él. Si tuviéramos que merecernos Su amor, ninguno lo lograría, ya que todos tenemos debilidades y flaquezas parecidas. Jesús sabiamente lo previó y por eso decidió amarnos sin exigir nada a cambio.
Su amor es eterno. No es pan para hoy y hambre para mañana. No tiene fecha de caducidad. No se desgasta ni pasa de moda al cabo de unos años. Si bien es tradicional e histórico, es también moderno y actual. Siempre está vigente. Aun antes de que lo conociéramos, ya nos amaba. Nos ha amado desde los albores de los tiempos y seguirá haciéndolo por la eternidad. —Maria Fontaine [1]
Aunque nuestros sentimientos van y vienen, el amor de Dios por nosotros no. —C.S. Lewis
[1] Áncora Confiar en Su amor perfecto