Nos dicen que las cosas mejores mejorarán nuestra vida
Venid, comprad vino y leche sin dinero y sin precio. ¿Por qué gastáis vuestro dinero en lo que no es pan, y vuestro trabajo en lo que no satisface? (Isaías 55:1,2)
Se nos bombardea constantemente con anuncios que nos instan a comprar cosas más nuevas y mejores. No importa si estamos contentos con lo que tenemos, o si ya tenemos más cosas de las que necesitamos, o si simplemente no podemos permitirnos más. Nos dicen que las cosas mejores mejorarán nuestra vida.
Yo he descubierto que tener demasiados bienes me impide disfrutar al máximo de lo que tengo, y que los placeres más sencillos de la vida, que no cuestan mucho, nos proporcionan la mayor felicidad.
Como dijo San Agustín a Dios: «Nos has hecho para Ti y nuestros corazones no encuentran la paz hasta reposar en Ti».
Fuimos concebidos como criaturas eternas; por eso la temporalidad del materialismo nos deja una sensación de vacío.
El mayor y más preciado bien que podemos tener es la vida eterna producto de la fe en Jesucristo, el Hijo de Dios. Jesús dijo: «Yo soy el pan de vida, el que viene a Mí no tendrá hambre, el que cree en Mí no tendrá sed jamás». Solo Dios puede satisfacer la sed y el hambre de nuestro espíritu, dado que nos creó con un espacio en nuestro corazón que nadie sino Él puede llenar. Disfrutamos de esa satisfacción interior en la medida en que profundizamos nuestra relación con Él. —Uday Paul [1]
La felicidad del hombre no consiste en la abundancia de los bienes de este mundo, pues le basta con una modesta parte. —Thomas de Kempis (1380-1471)
[1] Conéctate Mesura es cordura