Los creyentes tenemos salvación y perdón
Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en Mí, aunque esté muerto, vivirá. Y todo aquel que vive y cree en Mí, no morirá eternamente. (Juan 11:25,26)
En esta época del año celebramos el elemento fundamental de nuestra fe: la resurrección de Jesús. Es el tema central del evangelio, el componente clave que demuestra la validez de todo lo que enseñó Jesús. La resurrección nos dice que Jesús es el Hijo de Dios, que los creyentes tenemos salvación y perdón, que somos hijos de Dios y que estaremos con Él eternamente en el Cielo.
El apóstol Pablo afirmó que si Jesús no se hubiera levantado de los muertos, el mensaje del cristianismo no tendría fundamento, y la fe de los creyentes sería inútil. (1 Corintios 15:12–20) Pero tal como explicó el ángel a las mujeres que acudieron al sepulcro de Jesús, Él ha resucitado, como había dicho. Ese hecho da validez a nuestro credo y nuestra fe. ¡Jesús está vivo! ¡Vive! Y como Él vive, también nosotros vivimos.
El hecho de que Jesús se levantara de la tumba significa que venció a la muerte, y con ello nos liberó de estar limitados a esta vida terrenal. Estoy convencido de que si pensamos y meditamos en el significado de la resurrección de Jesús, si valoramos lo que se logró por medio de ella y cómo cambió nuestra vida para siempre, podemos adquirir más fe para cada una de las facetas de nuestra vida. —Peter Amsterdam [1]
La Pascua debe ser un símbolo de esperanza, renovación y nueva vida. —Janine di Giovanni
[1] Áncora Maravillas de la Pascua