Amor incondicional

 El Señor es como un padre con sus hijos, tierno y compasivo con los que le temen. (Salmo 103:13 PDT)

 El amor que Él abriga por ti es incondicional. Por muy débil o descorazonado que te sientas o muy defraudado que estés contigo mismo o con los demás, Dios te ama igual. Su gran amor —que es total, sublime y perfecto— no disminuye en razón de las circunstancias, sean cuales sean.

 Él no deja de derramarlo. Lo entrega sin medida, sin límite. Su amor es de una belleza sin igual.

 Su amor se vierte siempre a raudales, inconteniblemente, en toda su plenitud. Lo mejor de todo es que está a nuestro alcance experimentarlo.

 Podemos dejar que se manifieste en nuestra vida si se lo permitimos, si le abrimos una vía para ello.

 Cuando mantenemos una relación estrecha con Él, vivimos en Su Palabra y lo amamos, le damos la posibilidad de verter Su amor sobre nosotros. —M. Fontaine [1]

 Como Dios comprende nuestros fracasos y desalientos podemos encomendarle esos sentimientos: «Confíen a Dios todas sus preocupaciones, porque Él cuida de ustedes». Entrégaselas definitivamente a Dios, de una vez por todas, y luego, no las vuelvas a tomar.  —Rick Warren

[1] M. Fontaine Áncora Dios sabe cómo te sientes

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