La obra maestra de Dios
En la quietud y en la confianza estará su fortaleza. (Isaías 30:15 RVA 2015)
En un día excepcional en que dispuse de un rato libre para organizar mis cosas, me di cuenta de un aspecto mío, y es que tengo muchas cosas pendientes, al menos en cuanto a proyectos personales. Con frecuencia suelo preguntarme por qué tengo tantos proyectos y tareas personales inconclusas. ¿Por qué parece tan complicado incluso terminar una? ¿Y por qué actúo así?
¿Eso es postergar las cosas? ¿Estar demasiado atareada? ¿Desorganización? ¿Demasiados castillos en el aire? ¿O todo lo anterior? ¿Cuál es la solución para que todos esos proyectos o tareas pendientes se lleven a cabo y sirvan para algo?
Las mejores ideas, y cómo llevarlas a cabo, no solo exigen tiempo, sino también silencio y quietud de cuerpo, mente y espíritu. La obra terminada, ya sea que se trate de una pequeña actividad o de la vida en sí, requiere quietud de alma y mente.
Lleva tiempo. Hace falta paciencia. Fe. Y todo eso no siempre se consigue fácilmente. No siempre se halla buscándolo en nuestro interior o a nuestro alrededor.
Pero cuando miramos hacia arriba, con paz y tranquilidad de mente, y escuchamos la suave vocecilla de Dios que nos susurra si dedicamos tiempo a escucharla, entonces sabremos qué senda debemos tomar. —Jewel Roque [1]
Los poetas conocen la importancia de la quietud, de la calma … Miguel Ángel sabía cómo tener quietud y guardar silencio ante la piedra y escuchar al David que se hallaba en su interior. Strauss sabía cómo guardar silencio ante el Danubio y escuchar el vals que se arremolinaba en sus aguas. —Ken Gire
[1] Jewel Roque Áncora La obra maestra de Dios