Evaluar nuestro consumo de contenidos

En cambio, la sabiduría que desciende del cielo es ante todo pura y además pacífica, respetuosa, dócil, llena de compasión y de buenos frutos, imparcial y sincera. (Santiago 3:17 NVI)

 El Señor nos ha dejado a cada uno la responsabilidad de evaluar nuestro consumo de contenidos —información, entretenimiento, lo que circula por los medios de difusión—; lo que nos llega a través de los diversos medios actuales de comunicación.
 Para determinar qué es sano y qué es malsano, es preciso que determinemos el efecto que tiene en nuestro espíritu, en lugar de fijarnos exclusivamente en la fuente.
 Sana es toda influencia que nos acerque a Dios, sustente nuestra fe o tenga un efecto edificante y positivo en nuestro espíritu. Lo que amplía la verdad, o ilustra enseñanzas o ejemplos que generen crecimiento espiritual. Lo que fomenta los atributos y valores cristianos y motiva pensamientos, palabras o actos que nos acercan a Dios o ayudan a otros a acercársele.
 La definición de lo que es espiritualmente malsano es: lo que no es respetuoso de Dios; lo que niega o desobedece a Dios; lo pecaminoso; caracterizado por la iniquidad; maligno. Las influencias malsanas se pueden definir como todo lo que nos aparte de Dios, ponga trabas a nuestra fe o transmita principios incorrectos o negativos. Lo que impida el crecimiento espiritual positivo, fomente la desobediencia a Dios o invite a negarlo. También lo que procure rebatir la Palabra de Dios o mine la fe en ella, y lo que exalte el mal como algo bueno o propugne valores que se opongan a los de Dios. —Maria Fontaine [1]

 Tienes que encontrar una forma de vivir tu vida que no se burle de tus valores. —Bill Ayers

[1] Áncora Evaluar tu consumo de contenidos

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