¡Estoy satisfecho hasta la médula!

Teniendo sustento y abrigo, estemos ya satisfechos. (1 Timoteo 6:8)

 ¿Es eso posible? ¿Me contentaría yo con tener alimentos, ropa y nada más? El apóstol Pablo escribió: «He aprendido a contentarme cualquiera que sea mi situación». Yo no. Desde luego ha habido ocasiones en que he deseado tener cosas accesorias que veía que tenían otras personas. No siempre me siento satisfecho
De repente, como si fuera en respuesta a mi pregunta, mi mirada se posó sobre Kylie, mi sobrina de siete meses, que jugaba en silencio mientras masticaba un pedazo de manzana. No cabía duda de que estaba contenta. Era la viva imagen de la paz y la tranquilidad.
 Mi inquietud se disipó. Kylie no estaba preocupada por lo que comería al día siguiente ni por si se le acabarían los pañales. Tenía comida, tenía ropa y estaba feliz de la vida. Confiaba en que su madre la cuidaría y le daría justo lo que necesitara, en el momento preciso.
 Me di cuenta de que debería ser como ella —feliz y contento con lo que Dios me da— y confiar en que Él velará por mí y me proporcionará lo que de veras necesite. Ahora ya me siento satisfecho. No solo tengo comida, ropa y muchas comodidades, sino también algo de lo que carecen millones de personas. Tengo a Jesús y la salvación que Él me ha regalado. Tengo a mi esposa, mi familia, salud y amigos. Tengo a Kylie, que me quiere incondicionalmente. La verdad es que tengo todo lo que necesito. ¡Estoy satisfecho hasta la médula!  —Andrew Mateyak [1]

 Para estar contento, piensa en lo feliz que serías si perdieras todo lo que tienes ahora mismo y luego lo recuperaras. —Autor desconocido

[1] Conéctate Satisfecho hasta la médula

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