En mi búsqueda del sentido y la verdad de la vida

Yo te instruiré, yo te mostraré el camino que debes seguir; yo te daré consejos y velaré por ti. (Salmos 32:8 NVI)

 Como la mayoría de los jóvenes, en mi búsqueda del sentido y la verdad de la vida, también me vi ante el afán de encontrar un rumbo que otorgara trascendencia a mi vida. ¿Qué camino seguiría, qué haría, qué creencias abrazaría?
 Es como estar frente a uno de esos postes indicadores que se encuentran al hacer senderismo. Aparecen varias placas que apuntan en diferentes direcciones y te indican el grado de dificultad de cada sendero. Algunas rutas están reservadas para montañeros experimentados, otras son de dificultad media y otras bastante fáciles y al alcance de cualquiera. Me encanta hacer senderismo, y aprendí que, aunque estos indicadores suelen ser útiles, a veces, después de tomar los caminos que señalan, lo dejan a uno desconcertado y casi decepcionado con el grado de dificultad que pronosticaban.
 Estoy bastante segura de que algunos de los caminos que decidí tomar en la vida acabaron siendo mucho más difíciles de lo que pensaba y, mirándolo en retrospectiva, me pregunto si con esa perspectiva que otorga el tiempo tomaría esos mismos caminos. A veces hasta me pregunto si me dejé embaucar cuando opté por algunos derroteros. Estoy segura de que no era realmente consciente de todo lo que iban a suponer. Nadie puede prepararte del todo para las sorpresas de la vida, y hoy me alegro de haber tenido el valor (o la locura) de acoger algunas de ellas. Son lo que han hecho de mí la persona que soy hoy en día. —Anna Perlini [1]

 Dios tiene un propósito para tu dolor, una razón para tu lucha y un premio por tu fidelidad. No te des por vencido. —Anónimo

[1] Conéctate Los caminos que tomamos

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