¿Cómo se hace para «amar a Dios»?
El discurso ha terminado. Ya todo ha sido dicho. Honra a Dios y cumple sus mandamientos, porque eso es el todo del hombre. (Eclesiastés 12:13 DHH)
Ahora bien, ¿en qué consisten esos mandamientos?
En el Antiguo Testamento Dios dio a Su pueblo un impresionante conjunto de preceptos específicos para guiarlo en todos los aspectos de la vida. Pese a ello, acérrimamente desatendieron lo que Él había instruido y una y otra vez cosecharon las consecuencias negativas.
En el Nuevo Testamento, en cambio, Jesús enseñó que todas las leyes y los profetas dependían de apenas dos mandamientos: «Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente». «Amarás a tu prójimo como a ti mismo». (Mateo 22:36-39)
El concepto de amar puede ser bastante abstracto y a veces tratar de averiguar lo que hay que hacer en cada situación puede ser bastante complicado. En esos casos preferiría que Dios me dijera: Sí, puedes hacer esto, o: no, no puedes hacer aquello. No obstante, caigo nuevamente en cuenta de que eso no dio muy buen resultado con los hijos de Israel. ¿Cuál es, entonces, la respuesta? ¿Cómo se hace para «amar a Dios», en el sentido de honrarlo y obedecerle? He llegado a la conclusión de que parte de la razón por la que Dios, desde la época de Jesús, no nos dio una lista de reglas para cumplir es que lo que en verdad desea de nosotros es nuestro corazón, nuestro tiempo y nuestros esfuerzos para amarlo, llegar a conocerlo y modelar nuestra vida en torno a lo que sabemos de Él a través de la vida y las palabras de Jesús. —Marie Alvero [1]
Cuando te rindes en completa y sincera obediencia a Dios, Él puede hacer grandes cosas a través de ti. —Jim George
[1] Conéctate La conclusión