Las pruebas equivalen a beneficios
Antes que fuera yo humillado, descarriado andaba; pero ahora guardo tu palabra. (Salmos 119:67 RV2020)
Las pruebas equivalen a beneficios. Comprender esa sencilla ecuación y creer en ella puede enriquecer nuestra existencia y darle un sentido más profundo y alegre.
Hay una diferencia enorme entre el efecto que tiene el afrontar los escollos y tropiezos con miedo, esperando que suceda lo peor, y encarar los obstáculos con fe y valor, seguros de que el Señor les sacará provecho y de que nos fortalecerán espiritualmente.
Es natural que nos preguntemos por qué nos ocurren cosas malas. Dios siempre tiene un propósito [para lo que permite que ocurra en nuestra vida], aunque no siempre nos lo revele enseguida.
Él permite esos sinsabores a modo de pruebas. Tienen por objeto fortalecer nuestra fe y obtener una victoria aún más resonante de lo que parecía una derrota.
Lo que debemos recordar constantemente es que todo lo que Dios permite que ocurra, es con amor. «A los que aman a Dios, todas las cosas los ayudan a bien». Dios no va a permitir que a un hijo Suyo que lo ama le ocurra algo que no sea para su bien.
Aunque es posible que sufras multitud de aflicciones y penalidades, Él te librará de todas, cualquiera que sea su naturaleza o cantidad. —DBB [1]
Ningún médico ha pesado los medicamentos que administra a su paciente ni siquiera con la mitad del cuidado y exactitud con el que Dios pesa cada padecimiento nuestro. Ni un gramo de más permite que sea colocado en la balanza. —Henry Ward Beecher
[1] Áncora Lugares difíciles