Luchar por el Bien

El amor de Cristo nos obliga. (2 Corintios 5:14)

A la raíz de convertirnos en una fuerza positiva se encuentra el deseo de manifestar el amor de Dios. Sean cuales sean las formas de promover el bien donde sea que nos encontremos geográficamente, Él nos ha llamado, como cristianos, a ser «la luz del mundo».

A lo largo de los siglos, desde los albores del cristianismo, en numerosas ocasiones a los cristianos se los reconoció como una «fuerza positiva» en sus respectivas comunidades, y de esa manera dieron a conocer su mensaje al mundo. Incluso en casos en los que los demás no adoptaban la fe cristiana ni comprendían del todo de qué trataba su religión.

Es razonable asumir que, al comparar Jesús a Sus seguidores con sal y luz, esperaba que muchos los aceptaran y que su fe se convirtiera en un componente tan esencial para un gran número de personas como la sal o la luz.

De cada uno de nosotros depende ser una fuerza positiva. Mientras nos esforcemos por vivir conforme a nuestros valores cristianos, acataremos el cometido divino de ser el condimento de vida en este mundo: dar a otros el verdadero significado y sabor de la vida, preservar el bien y compartir nuestra fe, la única moneda de verdadero valor en el mundo.—PA [1]

En nuestra generación, no vamos a tener que arrepentirnos solo por las odiosas palabras y acciones de la gente de mala voluntad, sino también por el atroz silencio de las buenas personas.—Martin Luther King

[1] «Vence con el bien el malÁncora, enero 14, 2020.

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