Cambia

Y á renovarnos en el espíritu de vuestra mente, Y vestir el nuevo hombre que es criado conforme á Dios en justicia y en santidad de verdad. (Efesios 4:23–24 RVR)

Es difícil cambiar lo que se ha convertido en algo espontáneo y natural en ti. Pero si se ha vuelto un impedimento, hay que contrarrestarlo, hacerle frente y superarlo. Eso es lo que hace tan difícil cambiar, aunque por otro lado es tremendamente estimulante porque lanzas un reto a los elementos de la naturaleza humana que te habitúan y atan a actuar siempre de la misma manera. Cambias de rumbo a fin de ir en una nueva dirección que producirá fruto y desarrollo.

Por eso, nunca pienses que no vale la pena hacer el esfuerzo por superar rutinas y malos hábitos. Compensa toda lágrima derramada, todo esfuerzo invertido y toda dificultad. Los cambios hacen aflorar el luchador que llevas dentro. Supone liberarse de las ataduras de los hábitos, de los rasgos de carácter, de aquellos aspectos de tu personalidad y circunstancias que has llegado a creer que son imposibles de cambiar. Supone darte la vuelta para ir en la dirección contraria e impulsarte hacia adelante.

La determinación por romper las cadenas de los malos hábitos y las rutinas pueden poner de manifiesto lo mejor que hay en ti, porque te motiva a remontarte sobre circunstancias que te brindan comodidad para buscar un nuevo derrotero, un nuevo reto en la vida. Así, por muy difícil que sea a veces dejar atrás lo viejo, la promesa de las cosas mejores que te esperan se convierte en una fuerza impulsora, una razón para vivir.—Jesús [1]

No te esfuerces en tus propias fuerzas; échate a los pies del Señor Jesús, y espera en Él con la segura confianza de que Él está contigo, y obra en ti. Esfuérzate en la oración; deja que la fe llene tu corazón; así serás fuerte en el Señor y en el poder de su fuerza.—Andrew Murray (1828–1917)

[1] «Deshazte de las rutinas y echa a volarÁncora, febrero 23, 2017.

Previous
Previous

La Misericordia de Dios

Next
Next

Oración