Belleza de la creación
Los cielos cuentan la gloria de Dios, el firmamento proclama la obra de Sus manos. Un día transmite al otro la noticia, una noche a la otra comparte su saber. Sin palabras, sin lenguaje, sin una voz perceptible, por toda la tierra resuena su eco, ¡sus palabras llegan hasta los confines del mundo! (Salmo 19:1–4 NVI)
Cuando la lista de plazos parece que es muy larga, algo que me ha sido útil para evitar el cansancio que llega sigilosamente es que alguna que otra vez hago una pausa de unos minutos a fin de relajarme.
A veces salgo al balcón o me siento junto a las grandes puertas de vidrio para que mis ojos descansen de la computadora y contemplo la belleza del exterior. A medida que centro la atención en la belleza distante, es casi imposible sentir algo que no sea inspiración.
Una gran parte de lo que enfrentamos en la vida —en particular a corto plazo y muy de cerca en épocas ajetreadas—, puede parecer muy feo y que arruina nuestra vista de esperanzas y sueños de un futuro más distante.
Sin embargo, muchísimo puede cambiar si dejamos que el Señor nos haga ver que lo que aparentemente es feo y que está frente a nosotros en el momento a veces puede ser el medio para que lleguen las bendiciones, la belleza y la ilusión que el Señor quiere traer a nuestra vida. —M. Fontaine [1]
Me gusta concebir la naturaleza como una emisora sin límite a través de la cual Dios nos habla a toda hora, a condición de que sintonicemos con Él. —George Washington Carver
[1] M. Fontaine Áncora Percepciones y la obra de Dios