Una felicidad intensa y profunda

Vosotros, que lo amáis sin haberlo visto, creyendo en él aunque ahora no lo veáis, os alegráis con gozo inefable y glorioso. (1 Pedro 1:8 RVR1995)

 Cuando me aceptas en tu vida y empiezas a conocerme, te lleno de una felicidad intensa y profunda. Al morir en la cruz expié los pecados del mundo, entre ellos todas las injusticias y errores que alguna vez cometiste. A consecuencia de ello, quienquiera que crea en Mí y me reciba vivirá para siempre. Eso te incluye a ti.
 Cuando entiendes lo que significa, cuando te das cuenta de que está todo perdonado, de que te amo incondicionalmente, de que estaré a tu lado pase lo que pase, de que nunca te daré por caso perdido y que sea lo que sea que te depare la vida puedes esperar con ilusión la felicidad eterna que disfrutarás en un mundo verdaderamente ideal, eso es motivo de gran alegría y satisfacción.
 La felicidad viene de la convicción de que los problemas acuciantes y las imperfecciones de este mundo pronto pasarán, y que luego todo se perfeccionará en el amor. Tomas conciencia de ello dirigiendo tu atención hacia Mí y centrándola en Mi poder y en Mis promesas.
 Y si ya conociste esa alegría en otro momento, pero por algún motivo la perdiste, puedes recobrarla de igual forma. Medita en Mí, en todo lo que hice por ti y en todo lo que te prometí. —Jesús [1]

 Difunde amor hacia el norte, amabilidad hacia el sur, compasión hacia el oriente y bondad hacia el occidente. Difunde amor por todo el mundo. —Matshona Dhliwayo

[1] Conéctate La fuente de la alegría

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