En las manos del alfarero

 Pero tú, Señor, eres nuestro padre; nosotros somos el barro y tú eres quien nos da forma; todos nosotros somos obra de tus manos. (Isaías 64:8 RVC)

 Por medio de una gran variedad de experiencias, el Señor moldea nuestra vida de nuevas formas en diferentes períodos. El mejor plan es ver lo que sea que el Señor les haya pedido que hagan en estos momentos y determinar que no es un error, que no es un castigo, que no es una dificultad que hay que soportar nada más.

 Según su actitud, puede ser una experiencia positiva, una oportunidad en la que pueden hacer que se convierta en una situación que los beneficie a ustedes y a los que los rodean. Es una oportunidad en la que pueden adquirir cualidades, fortaleza, convicciones y un objetivo, algo que no obtendrían de la misma forma en otra parte.

 La vida no mejora al volverse más fácil. Mejora al vivirse plenamente. Para hacerlo, es necesario tratar de experimentar alegría en cada suceso de la vida y esforzarse por sacar provecho de cada situación en la que se encuentren, independientemente de lo que les parezca a ustedes.

 Si lo toman así, y acuden a Dios para que les ayude a encontrar los tesoros en lo que tal vez en el momento se parezca un poquito a un muladar, descubrirán algo mucho más grande de lo que creían posible. —M. Fontaine [1]

 No tengas miedo a las dificultades; más bien, acéptalas. Acéptalas sabiendo que el Gran Tejedor tomará todas tus luchas, preguntas, desilusiones y temores y se servirá de ellas para edificar tu fe y para convertirte en alguien que se ve como Jesucristo.  —Ravi Zacharias

[1] M. Fontaine Áncora Dios te moldea

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