Espléndida belleza
Ningún ojo ha visto, ningún oído ha escuchado, ninguna mente humana ha concebido lo que Dios ha preparado para quienes lo aman. (1 Corintios 2:9 NVI)
Vivimos en un mundo de espléndida belleza y nuestro espíritu habita cuerpos magníficos que nos permiten gozar de muchas experiencias maravillosas.
No obstante, dichas experiencias no son del todo perfectas. Cuando damos un paseo por un precioso bosque quizá nos toque lidiar con insectos o con mal tiempo.
Nuestro cuerpo tampoco es perfecto. Nos cansamos, nos enfermamos; algunos incluso sufrimos de dolencias crónicas debilitantes. Si bien son incontables las cosas buenas y hermosas que podemos disfrutar en esta vida, siempre parece haber algo que nos impide el goce de las mismas.
¡Pero todo eso va a cambiar cuando lleguemos al cielo!
Quienes han pasado por experiencias cercanas a la muerte afirman que visitaron un lugar de belleza indescriptible. Una tierra muy similar al mundo que conocemos, pero muchísimo más hermosa.
Algún día todo creyente será catapultado de esta vida en la que «ahora vemos todo como el reflejo tenue de un espejo oscuro», al reino celestial, donde contemplaremos a Dios cara a cara y finalmente podremos ver y experimentar Su creación en todo su magnífico colorido y gloria. —George Sosich [1]
Debo mantener vivo en mi interior el anhelo por mi verdadero país, al que no llegaré sino después de morir; jamás debo permitir que lo tape la nieve o que sea dejado de lado; el principal objetivo de mi vida deberá ser perseverar hasta llegar a dicho país y ayudar a los demás a hacer lo mismo. —C.S. Lewis
[1] Conéctate Todo un nuevo mundol