Estrés y Ansiedad
No se inquieten por nada; más bien, en toda ocasión, con oración y ruego, presenten sus peticiones a Dios y denle gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, cuidará sus corazones y sus pensamientos en Cristo Jesús. (Filipenses 4:6-7 NVI)
Actualmente para la mayoría de las personas es una gran prioridad librarse de la ansiedad, la preocupación y el estrés. Vivimos en un mundo con un ritmo cada vez más acelerado de cambio; y el cambio trae incertidumbre. La incertidumbre tiende a causar preocupación, estrés e inquietud general. La intranquilidad, inquietud y ansiedad tienden a socavar tu alegría y fe. Esa sensación de miedo o de «no saber» puede hacerte perder entusiasmo en tus perspectivas o esperanza para el futuro.
En este tema, los cristianos tenemos la bendición de varias estupendas promesas que dan asesoramiento espiritual y práctico. Promesas como:
«Pongan todas sus preocupaciones y ansiedades en las manos de Dios, porque Él cuida de ustedes.»
«Tú guardarás en completa paz a aquel cuyo pensamiento en ti persevera, porque en ti ha confiado.»
Debemos esforzarnos para dar nuestras cargas al Señor.
Debemos comprometernos a pasar tiempo con Jesús con regularidad. Necesitamos aprender a entregarle a Él nuestros temores y preocupaciones.
Necesitamos meditar en la Palabras de Dios. Dios, nos da una válvula de escape para nuestra ansiedad: Dios.—PA Rincón de directores [1]
Nos has hecho para Ti y nuestro corazón está inquieto hasta que descanse en Ti.—San Agustín de Hipona
[1] «¿Intranquilidad?» Áncora, junio 18, 2018.